El cabo de Creus (cabo de Cruces) es el punto más oriental de la península ibérica (donde primero amanece), y uno de los lugares más espectaculares de la Costa Brava. Está situado al norte del golfo de Rosas (Gerona).
Es especialmente famoso por su abrupta costa rodeada de acantilados y pequeñas calas; sus restos históricos, que se extienden desde el año 3000 aC; su naturaleza vibrante y por la presencia de pueblos como Roses o Cadaqués, lugar de residencia del genial artista catalán Salvador Dalí. En Creus se rodó El Faro del Fin del Mundo, de Kirk Douglas y Yul Brinner.
El paraje que lo rodea fue declarado parque natural en 1998 debido a su riqueza geológica. Con una pequeña cadena montañosa conocida como la sierra de Rodes, este fue uno de los primero lugares habitados de Europa, ya desde tiempos paleolíticos. Desde entonces culturas como la griega, la romana o la visigoda dejaron sus huellas por estos territorios hasta lo que encontramos hoy día.
El cabo de Creus se encuentra repartido entre los municipios de Cadaqués, El Port de la Selva, La Selva de Mar, Llançà, Vilajuïga, Pau, Palau-saverdera y Roses. La forma más recomendable para visitar el lugar es con vehículo propio debido a la naturaleza montañosa de su territorio. Existe transporte público que comunica los diferentes municipios pero hay zonas de más difícil acceso.
No te pierdas visitar una de las joyas “secretas” que hay que ver en Cabo de Creus: el Monasterio de Saint Pere de Rodes.
Como nota de interés, aunque actualmente no se encuentra abierto como restaurante, en Roses se encuentra el emplazamiento del mítico restaurante El Bulli de Ferrán Adriá, 5 veces mejor restaurante del mundo y galardonado con 3 estrellas Michelín.
Castillo de Sant Salvador de Verdera y el mirador
Es, quizá, la vista panorámica más espectacular de todo el cabo de Creus. Solo se puede acceder a él a pie por dos caminos: desde el ya citado monasterio de Saint Pere de Rodes, o desde el sur oeste, desde la ermita de San Onofre, acceso mucho más empinado y difícil.
Accediendo desde el monasterio, en media hora escasa de caminata se llega a las ruinas del castillo, el cual data en su primera construcción del siglo IX pasando por distintas fases reconstructivas y por diferentes dueños y usos (como por ejemplo atalaya contra la piratería, defensa del monasterio o mirador residencial de los condes de Ampurias).
Cadaqués
Este pequeño pueblo tiene el privilegio de ser el pueblo más oriental de la península.
Hogar del genio pictórico Eugenio Salvador Dalí, Cadaqués es una pequeña joya oculta entre el mar y la montaña. Tras un sinuoso paso a través de carretera, este pueblo portuario, blanco, limpio y, dependiendo de la temporada, algo repleto de turistas, sobre todo franceses, es arte en estado puro.
Conforme se pasea por sus calles, preciosos detalles de arte callejero van apareciendo para embellecer elementos típicos del paisaje urbano tales como cajas de llaves de agua, así como callejones repletos de flores y pequeños rincones con el mar como protagonista.
Entre Cadaqués y Port LLigat se encuentra la casa museo de Salvador Dalí, una de las visitas imprescindibles debido a lo espectacular de su localización y al increíble contenido del museo, que muestra el surrealismo del pintor catalán en toda su esencia.
Roses
Roses es, quizá, el pueblo más interesante a nivel histórico que hay que ver en Cabo de Creus, pues se pueden encontrar restos de construcciones que abarcan desde el 3000 aC hasta la edad media.
Entre los elementos más destacados que se pueden ver en Roses está el conjunto megalítico, datado entre el 3000 y el 2700 aC, está situado a las afueras del pueblo subiendo por la carretera de Montjoi y siguiendo una serie de itinerarios para caminar.
No te puedes perder tampoco la ciutadella, el castro Visigodo, el castillo de Bufalaranya y el castillo de la Trinidad.
Cabo Norfeu
Perteneciente al término municipal de Roses, este cabo es un pequeño saliente de dos kilómetros situado entre las bahías de Joncols y Montjoi y uno de los lugares menos conocidos que hay que ver en Cabo de Creus.
Pese a su pequeño tamaño, es un área de protección integral terrestre y marina, debido a la gran riqueza que contiene. En lo alto se sitúan los restos de una torre de vigilancia datada del siglo XVI.