El castillo de Loarre o castillo abadía de Loarre es un majestuoso recinto fortificado considerado como el castillo románico mejor conservado de Europa. Se encuentra en las cercanías del pueblo de Loarre, a 1071 metros de altura y a sólo 30 km de Huesca.
Levantado sobre un espolón rocoso está formado por diversas edificaciones, la mayoría en buen estado de conservación, entre las que podemos ver las murallas y torreones, la fortaleza, la torre del homenaje o el mirador de la reina (con espléndidas vistas sobre la sierra y los llanos que se abren a sus pies), además de otras dependencias de origen monástico, como la iglesia o la cripta.
Desde su posición se tiene un control sobre toda la llanura de la Hoya de Huesca y en particular sobre Bolea. Durante el periodo altomedieval el castillo de Loarre, junto con el próximo de Marcuello, ostentaban una importancia estratégica fundamental dentro del sistema defensivo aragonés, frente a la férrea posición musulmana de Bolea.
Construido en el siglo XI resultó ser pieza clave para el rey Sancho III el Mayor en la reconquista cristiana de esta Tierra Llana o Plana (de ahí el nombre de Plana de Uesca) a los musulmanes. Presenta un buen estado de conservación, lo que hace que sea uno de los mejores ejemplos de arquitectura militar y civil del románico de España.
Fue denominado Monumento Nacional en el año 1906. En la actualidad cuenta con el estatus de bien de interés cultural. Las instituciones regionales y comarcales están interesadas en promover su declaración como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
Su belleza, singularidad, buena conservación y excelente ubicación han hecho que resultara elegido en numerosas ocasiones como escenario de películas y documentales, algunas tan universales como “El Reino de los Cielos” dirigida por Ridley Scott.
Origen e Historia del Castillo de Loarre
Durante muchos años se ha defendido que en Loarre existió un núcleo urbano ya desde época romana, denominado Calagurris Fibulariensis. Sin embargo, lo inaccesible del lugar ha hecho dudar de la veracidad de esta afirmación, pues no hay ninguna certeza para relacionar Loarre con esta ciudad. No obstante, parece razonable pensar en un posible asentamiento de época antigua, aunque no se han localizado restos arquitectónicos anteriores al siglo XI.
Durante el periodo musulmán tampoco hay demasiadas noticias sobre Loarre, aunque todo parece indicar que esta zona no se llegó a controlar de forma exhaustiva.
Algunos historiadores sitúan el origen del castillo de Loarre en una fecha tan temprana como es el siglo X, cuando se construiría una torre como símbolo del terreno ganado a los musulmanes. Sin embargo, la conquista definitiva de todas estas tierras tuvo lugar bajo el reinado de Sancho III el Mayor (1004-1035). El 8 de enero de 1033 ya había un teniente aquí, Lope Sánchez, con lo cual debía de existir, o quizás se estaba construyendo, un castillo. Tras la muerte del rey, algunos autores piensan que Loarre fue heredado por su hijo Gonzalo.
Durante el periodo de 1035 a 1042 parece que estuvo abandonado, pero a partir de este año, pasó al poder de Ramiro I (1035-1063) y adquirió una gran importancia. En esta época se construyó la Torre del Homenaje, y parece que se creó un núcleo de población en su entorno.
En general, las partes del castillo de Loarre de esta etapa que comprende los dos primeros tercios del siglo XI se reconocen (atención a las reformas y restauraciones recientes) por sus formas lombardas, en especial a sus muros realizados con sillarejos.
Durante el reinado de Sancho Ramírez (1069-1094) es cuando el castillo alcanzó el máximo esplendor, y fue en estos años cuando se realizó la ampliación que dio lugar a la configuración actual. En la década de los 70 el rey fundó en el castillo un monasterio con una comunidad de canónigos de la orden de San Agustín puesto bajo la autoridad directa del papa, con lo que al carácter militar de la fortaleza se unió un aspecto religioso.
De este monasterio se han conservado algunas estancias, adscritas a la estética del románico pleno jaqués, como la espléndida iglesia de San Pedro y la cripta de Santa Quiteria.
A lo largo del siglo XII el castillo se secularizó y se redujo a la categoría de parroquia. El carácter militar también perdió importancia tras las conquistas de Huesca (1096) y Bolea (1101) y poco a poco quedó abandonado. Desde 1263 hasta 1285 estuvo bajo la protección de la Orden de San Juan. En el siglo XVI el núcleo de población se trasladó a su emplazamiento actual, en una zona más baja y accesible, y para ello se construyó una iglesia y nuevas casas, cuyas piedras salieron de los muros del castillo, quedando éste completamente abandonado y semiderruido.
Las murallas del Castillo de Loarre
La interpretación de las diferentes fases constructivas del castillo de Loarre ha dado lugar a grandes debates entre los historiadores de la arquitectura, y muchos de los frentes que se han abierto continúan siendo objeto de estudio, sin que se hayan podido alcanzar unas conclusiones definitivas.
La fortaleza se encuentra rodeada por una gran muralla que recorre todo su perímetro en los costados norte, este y sur, mientras que en el oeste el castillo se protege por la propia montaña. El muro se refuerza con un torreón cuadrangular y otros nueve semicirculares.
La entrada principal al recinto se encuentra en el flanco este, y está compuesta por un sencillo arco de medio punto, flanqueado por dos torreones semicirculares. El castillo tiene una segunda puerta, más antigua, ubicada en el único torreón cuadrangular de la muralla, compuesto también por un sencillo arco de medio punto que se sitúa en un ángulo recto con respecto al lienzo de la muralla, para proteger el acceso.
La torre albarrana
Frente a la segunda puerta de entrada de las murallas hay una pequeña torre a la que tradicionalmente se ha denominado albarrana, y que quizás se comunicase con la muralla por medio de una estructura de madera, aunque en realidad su función defensiva no está nada clara, ya que su construcción es bastante anterior a la de la muralla.
Arquitectura del Castillo de Loarre
Desde esta zona se puede ver una magnífica perspectiva del ábside de la iglesia. Éste tiene forma semicircular, y se encuentra dividido horizontalmente por medio de dos líneas de imposta con la característica decoración del ajedrezado jaqués, que lo dividen en tres cuerpos de tamaño desigual correspondientes, el inferior a la cripta y los dos superiores a la iglesia.
El interior del Castillo de Loarre
La cripta tiene una planta semicircular, y se encuentra situada bajo el ábside de la iglesia. Se cubre por medio de una bóveda de horno, que arrancan de una línea de imposta ajedrezada.
La iglesia de San Pedro, levantada en época de Sancho Ramírez, tiene una sola nave, dividida en dos tramos, y rematada en un ábside semicircular. La iglesia cuenta con una maravillosa bóveda semiesférica realizada en sillería, con cuatro pechinas en los ángulos que facilitan el paso del espacio cuadrangular al circular.
La oscuridad de la iglesia y su enorme volumen, incluyendo la cúpula del cimborrio, no suele permitir contemplar demasiados detalles, pero es recomendable alzar la vista para contemplar los capiteles de los ventanales, con numerosas representaciones zoomorfas.
Si continuamos nos encontramos con las dependencias militares y la torre del homenaje. Su altura hace que su perfil sobresalga de la estructura del castillo. Esta torre se construyó en época de Ramiro I, y originalmente era una albarrana, exenta, pero cuando en época de Sancho Ramírez se edificó la iglesia, la construcción quedó dentro del recinto monástico, perdiendo en gran parte su función defensiva. La torre tiene planta rectangular.
Desde la torre del homenaje se puede acceder a la torre de la Reina por medio de una pasarela metálica. Es una elegante construcción, cuyo rasgo más distintivo es la galería de ventanas de la parte superior. Se estructura en tres pisos, visibles desde fuera por las tres filas de ventanas.
El patio de armas no tiene grandes dimensiones, aunque seguramente fuese suficiente para acoger la guarnición que habitó en el castillo construido por Sancho III. Seguramente en época de Sancho Ramírez este espacio se modificó.
La iglesia de Santa María de Valverde fue la primera capilla de la fortaleza construida por Sancho III. El primitivo ábside quedó oculto cuando se construyó la iglesia de San Pedro. Se accede desde el patio de armas.
En la zona norte del castillo de Loarre, entre la torre norte y la del homenaje hay una serie de dependencias comunicadas por pasillos y escaleras que se piensa serían las dependencias monacales. La más amplia es la conocida como sala de los arcos, que bien pudiera haber sido el dormitorio de los monjes.
El mirador o ventanal de la reina no es más que los restos de una gran sala construida por Sancho Ramírez, con dos pisos de altura, cuya función es desconocida. En la actualidad tan sólo ha sobrevivido el piso inferior.