La cultura megalítica, es decir, las civilizaciones cuyos restos conservados consisten en “grandes piedras” (dolmen) dispuestas de manera estudiada son una forma magnífica para poder ver cómo vivían nuestros antepasados de la Prehistoria hace más de 6.000 años.
Desde el Neolítico y hasta la Edad del Bronce, periodos de la Edad de Piedra, la cultura megalítica se desarrolló en todo el mundo, aunque el término localiza la etapa entre el Mediterráneo y la zona Atlántica de Europa.
Lo primero que suele aparecerse en la mente del viajero al ver estos enormes monumentos prehistóricos es, ¿pero cómo pudieron construirse sin los avances técnicos modernos? La cuestión en sí misma ya otorga cierto acercamiento a una cultura tan alejada de la nuestra, porque nos ofrece una nueva dimensión de los seres humanos: pensaban, planeaban, estructuraban, se comunicaban, todo ello para conseguir erigir estos monumentos.
Ahora bien, ¿por qué razón se construían, con el esfuerzo y la dedicación que debía conllevar? Tampoco está claro que fueran grupos estables en un territorio, por lo que todavía da más misterio a la cuestión.
Algunos estudiosos coinciden en la función sepulcral del monumento, una costumbre que revela la conciencia religiosa del grupo y la creencia en el más allá, además del recuerdo sentimental de la persona que los deja, no muy diferente de las formas actuales. Por otro lado, otros investigadores apuntan a una función de tipo amenazante, en la que estas construcciones pondrían de manifiesto la pertenencia del territorio a un determinado grupo, reforzando la identidad (otro factor inesperado) frente a los demás.
Sea como sea, en España han quedado muchos de estos testimonios de arquitectura prehistórica y muchos de ellos se encuentran en un estado de conservación muy buena.
Hoy te invitamos a conocer el dolmen de San Martín, en Laguardia (La Rioja), una de las construcciones más antiguas del mundo. En el entorno de Laguardia pueden encontrarse numerosos dólmenes, habiendo de hecho una ruta de dólmenes.
Se reconoce fácilmente porque presenta un chozo (refugio de piedra) construido sobre su túmulo, el cual aprovecha como muro trasero las losas de la cámara dolménica. Su construcción es de la piedra extraída del propio dolmen.
Es un dolmen de corredor, cubierto con losas planas (de las que todavía se mantiene una in situ) y túmulo más o menor circular rodeando la cámara funeraria. La capacidad de este dolmen es de 21 enterramientos.
La cámara presenta planta poligonal y está constituida por 10 losas de arenisca de extraordinarias dimensiones (5,75 m x 3,10 m y altura máxima de 1,90 m).
El corredor, se configura en base a cinco losas, presentando una anchura de 1,20 metros y una altura de 1,30 metros. Esta losa del lado W del pasillo, sobre la que descansa la de cubierta, presenta abundantes agujeros o cazoletas que parecen responder a manifestaciones de arte propias del megalitismo. En torno a este se dispone el túmulo de piedras y tierra, el cual ha sido seriamente afectado por los cultivos de viñas que han rodeado el monumento.
Durante la excavación pudieron encontrarse los primeros enterramientos de época neolítica (3500 a. C) y posteriores (2200 a. C). También se encontraron junto a los enterrados varias herramientas como puntas de flecha de sílex de pedúnculo y aletas, hachas, cinceles de piedra, botones de hueso, cerámica de tipo campaniforme y un puñal de cobre.
Además de este maravilloso monumento megalítico, no te puedes perder visitar el pueblo de Laguardia, sus cuevas subterráneas y el fantástico entorno que lo rodea lleno de bodegas y rutas con mucho encanto. Un plan genial para pasar un fin de semana con la familia.
RUTA DE LOS DOLMENES DE LAGUARDIA
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