El Parque Natural de Sierra Nevada se encuentra en el macizo de Sierra Nevada, compartido entre las provincias de Granada y Almería, en el sureste de España.
El Espacio Natural Sierra Nevada, integrado por el parque nacional y natural del mismo nombre, impresiona por ser un extenso macizo montañoso con un relieve compacto y por tener la cima más alta de la Península Ibérica, el Mulhacén con 3.479 metros.
Un privilegiado territorio donde se encuentran las mayores riquezas en biodiversidad vegetal de toda Europa, ecosistemas únicos en el mundo y paisajes glaciales. 86.000 hectáreas protegidas con la máxima figura jurídica y ambiental.
Integrado en la cordillera Penibética se extiende desde el sudeste de Granada hasta el extremo occidental de Almería. Debido a su gran variedad paisajística y a poseer unos valores naturales exclusivos ha obtenido diversas figuras de protección. Además de ser Parque Natural y Parque Nacional, está reconocido internacionalmente como Reserva de la Biosfera.
El Espacio Natural de Sierra Nevada, con los dos parques incluidos, se extiende por 60 municipios de las provincias de Granada y Almería, entre las que concentra casi la totalidad de la Alpujarra.
El macizo de Sierra Nevada representa, para la flora y vegetación, uno de los territorios con mayor importancia en el Mediterráneo occidental por la presencia de más de 2.100 taxones catalogados que se asocian en las 154 comunidades vegetales inventariadas hasta el momento.150 de ellas están amenazadas.
La climatología y la diferencia de altitudes han posibilitado que en su interior crezca un gran número de plantas, especialmente adaptadas a las difíciles condiciones. En la alta montaña, como en el Veleta o en el Tajo de los Machos, al refugio de roquedos y entre las grietas naturales de la roca, se puede disfrutar de la identificación de especies exclusivas como la violeta de Sierra Nevada o la estrella de las nieves.
A esta altitud también se localizan hermosos valles de origen glaciar como el de Siete Lagunas.
Sierra Nevada es la última gran muralla natural del sur de Europa. Se alza majestuosa trazando una línea agreste con mirada al mar desde 1.000 a 3.481 metros de altitud, en los que se esconden los más variados paisajes, cada uno de ellos propio del piso bioclimático en el que se encuentra.
A media altitud dominan el paisaje los bosques de hoja caduca compuesto por robles melojos, arces, cerezos silvestres y castaños. Estos bosques cambian la fisonomía del paisaje a lo largo de las estaciones; durante el otoño comienzan a perder las hojas y son los colores ocres los que predominan; sin embargo, con la llegada de la primavera y el resurgir de los nuevos brotes, se instalan los verdes intensos. Ya en los pisos más bajos se encuentran encinares como los Montenegro y, por último, el bosque de ribera que acompaña el cauce de los ríos.
Esta variedad vegetal y climática determina una gran riqueza fáunica. En la alta montaña se contempla el vuelo del acentor alpino, los roqueros solitarios o las chovas piquirrojas. Permaneciendo en silencio, entre las sombras del bosque de ribera, es posible que aparezcan el mirlo acuático, la oropéndola o el llamativo martín pescador. La majestuosa águila real, en cualquier momento, también puede surcar estos cielos.
Al abrigo de la masa boscosa y del espeso matorral vive una amplia comunidad de mamíferos como el jabalí, el zorro, el tejón o la jineta. De entre todos ellos, sin duda, es la cabra montés, muy extendida por estas cordilleras, la que se puede contemplar desde el Valle del río Dílar o del barranco del Poqueira ascendiendo por las laderas y en lo alto de los roquedos.
Tartessos, fenicios, griegos, cartagineses y romanos poblaron estos entornos, pero sin duda, fueron los árabes los que dejaron un importante legado, que aún perdura en la arquitectura y los sistemas de regadío, como las acequias.
Respecto a la arquitectura, son llamativos los pueblos de la Alpujarra, caracterizados por sus casas blancas situadas en las laderas de las montañas, ventanas de pequeño tamaño, tejados planos, esbeltas chimeneas y porches denominados tinaos que cubren de lado a lado la calzada.
Muy importante es la industria turística que se ha desarrollado en torno a esta zona. Los aficionados al esquí, el montañismo, la pesca o el senderismo encuentran aquí un adecuado lugar de ocio donde disfrutar en vacaciones. Destaca la estación de esquí y montaña de Sierra Nevada, como parte esencial de la oferta turística de Andalucía y referente internacional del turismo de nieve.
Las Alpujarras
La Alpujarra o Alpujarras, como muchos gustan de decir, haciendo referencia a que están ubicadas en las provincias de Granada y Almería, es una de las comarcas andaluzas con mayor personalidad, la cual, en los últimos años, ha ido aumentando vertiginosamente en interés turístico.
La Alpujarra granadina nos asoma a impresionantes paisajes, entre almendros, viñedos y bancales.
Algo que impresiona a todo viajero que llega a esta comarca es la arquitectura de sus pueblos, sobre todo la de los enclavados en el Barranco del Poqueira. Son pueblos de calles estrechas, torcidas, empinadas y adaptadas a posibles nevadas, con la característica de la privatización del espacio público.
Los terraos (tejados planos), están hechos con losas de piedra dispuestas horizontalmente sobre vigas de madera y cubiertas de launa, una arcilla abundante en la comarca que impermeabilizan el tejado. En estos terraos se pueden ver, en los meses de otoño e invierno, mazorcas de maíz y ristras de pimientos.
También destacan los «tinaos», terrazas particulares llenas de flores que invaden el espacio público, siendo los más famosos los de Pampaneira.
Otro aspecto original de la arquitectura de estos pueblos es el de las chimeneas, las cuales son de estructura cilíndrica y tienen que funcionar gran parte del año.
El mirador el Balcón de la Alpujarra, formado por los pueblos blancos de Cañar, Soportújar y Carataunas, así como el Barranco de Poqueira, con las localidades de Pampaneira, Bubión y Capileira son visita obligada en esta comarca.
Un elemento a destacar es la artesanía alpujarreña, que se pueda considerar clara heredera de su origen morisco. Lo más importante y que conserva mayor tradición es la confección de tejidos. En los últimos años se han instalado en la comarca numerosos talleres de artesanía que, además de los telares, han relanzado la cerámica e incluso la orfebrería. Esto ha hecho que numerosos artistas y artesanos, junto a músicos, pintores y poetas hayan escogido La Alpujarra como lugar de residencia.
La gastronomía en la Alpujarra destaca por sus carnes y embutidos, especialmente el jamón de Trévelez, municipio más alto de España, pero tambien por su repostería de tradición morisca.
.