Pensar en Andalucía es llenarse de los colores de las buganvillas y gitanillas, del blanco de sus paredes encaladas, del azul profundo de sus mares bajo el sol. Así, la conocida como Ruta de los Pueblos Blancos nos lleva a recoger un sinfín de imágenes populares salidas del corazón mismo de Andalucía.
Esta ruta es una de las más conocidas y cada año, miles de viajeros se dispersan por los caminos andaluces haciendo su recorrido. Es una red de caminos que nos llevan a unos 20 municipios de las provincias de Cádiz y Málaga. Pueblos y ciudades que comparten esas casas con fachadas de blanca cal tan características en gran parte de la comunidad andaluza.
Hoy os invitamos a visitar el siguiente pueblo de nuestra ruta: VILLAMARTÍN (Cádiz).
Villamartín se encuentra en el cuadrante Noroeste de la provincia de Cádiz, en las últimas estribaciones de la región natural de la campiña, en el piedemonte de las Sierras Béticas.
Este pueblo blanco de la Sierra de Cádiz conserva multitud de restos del paso de la historia. Bañado por el río Guadalete, por sus calles encaladas se respiran aún olores del pasado.
Los importantes restos arqueológicos encontrados en su término confirman su poblamiento desde la prehistoria. El reciente descubrimiento del monumental Campo Dolménico de Alberite, conjunto de sepulcros megalíticos de galería, sitúa los orígenes más remotos de población en el término de Villamartín en el V milenio A.C. Figuras grabadas en sus paredes, restos humanos y ajuares funerarios son sólo una muestra de la que se ha considerado una de las necrópolis más antiguas de la península ibérica.
También podemos encontrar en la localidad las ruinas de la Ciudad Tartésica de Torrevieja, que permiten constatar la presencia de diferentes pueblos y culturas en el término hasta la dominación romana.
A partir del S. VIII de nuestra era, la región queda bajo control musulmán. Los Campos de Matrera, denominación del término municipal, entraron a formar parte de la Cora de Ronda.
Coronando el municipio, en la Sierra de Pajarete, está el Castillo de Matrera, una fortaleza que data del siglo XIV con un perímetro de murallas que supera los 500 metros.
Hay muchos más monumentos destacados en Villamartín. La Iglesia de las Angustias, del siglo XVIII, las casas-palacio de Los Topete y de Los Ríos o la Parroquia de Santa María de las Virtudes.
Ya fuera del núcleo urbano, merece la pena visitar el Paraje Natural El Tarajal, en la cola del Pantano de Bornos. También la Ermita de la Virgen de las Montañas, situado en la falda del cerro Pajarete, a la que casi a diario se dirigen peregrinos devotos de la patrona.
El paso del río Guadalete por el municipio propicia la práctica de la pesca y los amantes de la caza menor encontrarán aquí liebres, perdices o conejos.
De su artesanía destacan la marroquinería y la guarnicionería, trabajos realizados con piel gracias a la importante tradición ganadera de Villamartín.
Los dulces como la crema de petisú, conocida como «cuerno», son parte de su gastronomía autóctona.
En cuanto a sus fiestas recomendamos no se pierdan su Feria del Ganado de San Mateo (declarada de Interés Turístico Nacional de Andalucía).
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