El castillo de los Obispos de Sigüenza es un palacio-fortaleza situado en el municipio español de Sigüenza (Guadalajara) España.
El castillo se ubica en un pequeño montículo cerca de la localidad que le proporciona su nombre, dominando el territorio que lo rodea. Además, su entorno natural es de los mejores de España, especialmente el Parque Natural del Río Dulce y las Hoces del Río Salado.
Historia
El Castillo de Sigüenza se empezó a construir en el año 1.123 (s.XII) sobre una alcazaba árabe que dominaba la ciudad, bañada por el río Henares.
Comenzó sirviendo de palacio-fortaleza y residencia de los obispos, que fueron señores de la ciudad durante siete siglos. Como tal residencia, será testigo durante siglos de episodios importantes y visitas de personajes históricos.
La reconquista de Sigüenza tuvo lugar en el mismo año de la construcción del castillo, siendo su primer obispo, Don Bernardo de Agen, quien al mando de un poderoso ejército conquistó la ciudad a los árabes que la ocupaban.
La restauración de la sede episcopal en Sigüenza por parte de la monarquía castellana, hizo crecer a esta aldea, que tomó nuevas fuerzas cuando en 1138, Alfonso VII concedió a los obispos el señorío civil sobre la ciudad y sus gentes quince años después, de ahí que se la conociera como “la de los cien obispos de armas tomar”.
Desde entonces la historia de Sigüenza y de su castillo ha ido paralela con la de sus obispos. Desde el s. XII, estos obispos y demás personas influyentes que pasaron por Sigüenza fueron levantando, ampliando y fortificando el castillo, hasta llegar a ser uno de los más grandes e importantes de la península. En sus salones pusieron capillas, salas de justicia, tribunales y cárceles. Un gran número de militares y servidores estuvieron al cuidado del Castillo, donde habitaron los obispos durante largas temporadas.
Un hecho histórico añadido al paso de los diversos episcopados, fue el ocurrido en el siglo XIV, en 1355, cuando fue alojada, como prisionera, doña Blanca de Borbón, rechazada por su marido, Pedro I de Castilla, desde entonces cuenta la leyenda de que una de las torres del mediodía, está todavía dominada con el recuerdo de la joven dama francesa.
Su declive vino a partir del s. XIX, con la Guerra de la Independencia y las carlistas, y con sucesos como el gran incendio del Castillo de Sigüenza, destinándose también a cuartel de las tropas francesas. También sufrió daños en el s. XX, durante la guerra civil (1936 y 1939).
Actualmente se ha sometido a un excelente proceso de restauración y ha llegado a albergar el impresionante Parador Nacional de Turismo “Castillo de Sigüenza”, por lo que es sin duda una visita que no nos podemos perder en un viaje por la provincia de Guadalajara (Castilla La Mancha).
Arquitectura
El recinto tiene planta rectangular y son sus torres las que rompen la monotonía del edificio, estas son todas de la misma altura, rematadas por almenas de igual forma. Su estructura nos muestra su origen árabe. Se encontraba rodeado de una muralla con puente levadizo.
La nota que distinguía a este edificio era su matiz religioso, siendo el único a nivel nacional que sirvió de residencia a altas jerarquías eclesiásticas, el único caso de fortificación residencial religiosa.
De sus puertas, hoy en día queda el portalón del Hierro, en la Travesaña Alta, y el Portal Mayor, que fue el acceso principal durante la Edad Media. Y por el costado de levante la Puerta del Sol, que fue postigo simplemente, y la Puerta del Toril, utilizable para salir a la Cañadilla desde la plaza mayor.
Pueblo de Sigüenza
Sigüenza es una de las ciudades con más historia de España. Sin duda, este municipio está marcado por su castillo, actual Parador Nacional. Pero también por la leyenda medieval del Doncel de Sigüenza y una artesanía única.
La ciudad de Sigüenza fue el asentamiento de una importante ciudad celtíbera llamada Segontia, que estuvo situada en los altos cerros de la margen derecha del río Henares. En tiempos de los romanos, fue un sitio de mucho paso y con bastantes habitantes, los cuales seguramente edificaron el torreón o puesto de vigilancia sobre el valle en lo que es hoy castillo-fortaleza. Esta ciudad también fue habitada por visigodos y árabes en un reducto fuerte y atalayado en lo más elevado de la orilla.
El castillo es el mejor punto de partida para conocer Sigüenza. Desde la plaza del castillo, la calle Mayor nos lleva a la plaza Mayor, que se empezó a construir en 1494, y a la catedral, de estilo gótico cisterciense.
El paseo continúa hacia la ermita del Humilladero (donde se encuentra la Oficina de Turismo), el Palacio Episcopal, la Antigua Universidad y las tres puertas (de Hierro, Mayor y del Toro) que franqueaban el paso de la muralla que protegía la ciudad.
Fuera del recinto histórico, el entorno de Sigüenza ofrece varias posibilidades de senderismo. Las dos principales llevan al Parque Natural Barranco del Río Dulce, con un paisaje salpicado de frondoso bosque mediterráneo (encinas, enebros, quejigos…). Otra opción es dirigirse a las Hoces del Río Salado, donde habita una escasísima colonia de buitres leonados, alguno de cuyos ejemplares podremos divisar si tenemos suerte.
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