EL AJOBLANCO: platos típicos con tradición

AJO BLANCO

El ajoblanco (escrito también a veces como ajo blanco) es una sopa fría muy popular de la cocina andaluza  y extremeña. Se compone de pan, almendras molidas (en tiempos de escasez, como en la posguerra, se ha venido usando en ciertas zonas harina de habas secas), ajo, agua, aceite de oliva, sal y a veces vinagre. Se suele tomar acompañado de uvas o trocitos de melón.

Esta receta podía haber tenido su origen en la gastronomía romana. Sus ingredientes son muy comunes a los que abastecían a la sociedad en la Antigüedad. Lo que explicaría también por qué se ha popularizado en estas zonas de la Península Ibérica, ya que los romanos construyeron sus posiciones más importantes en Extremadura y Andalucía.

Existen referencias de este alimento en los antiguos romances del siglo XII, en los estudios sobre Al-Ándalus y por supuesto en El Quijote.

Receta muy sencilla de elaborar y además muy nutritiva en verano, ya que se usaba en épocas de mucho calor, cuando el hombre y la mujer trabajaban en el campo mano a mano, con pocas ayudas tecnológicas y lo único que tenían eran sus manos y algunas aperos de labranza.

Esta comida siempre se ha considerado un plato humilde sirviendo de abastecimiento a las familias durante la Guerra Civil y posterior Pos-Guerra Española. Algo que no quita que sea un plato rico y muy nutritivo.

En ciertas zonas de la vega granadina es costumbre tomarlo como acompañamiento de una buena «papa asá» (patata asada). Al tomarlo de esta forma se hace más líquido para poderlo beber directamente de un vaso.

En Málaga se sirve con uvas de moscatel y a veces trozos de manzana o de melón. Hoy en día el ajoblanco también se sirve con otras combinaciones dentro de lo que se denomina cocina creativa.

El día del ajoblanco, Almáchar (Málaga)

En los años sesenta, llegar por carretera desde la capital malagueña hasta Almáchar era una auténtica odisea, con más de sesenta kilómetros de recorrido, a través de Vélez-Málaga. Por este motivo, en 1968, al corresponsal de TVE y vecino del municipio axárquico, Manuel España Lobo, se le ocurrió organizar una fiesta, dando a degustar el plato más típico del pueblo, el ajoblanco, a la que invitó a las principales autoridades de aquella época, para convencerlas así de la necesidad de conectar por carretera Almáchar con el vecino Moclinejo.

De ahí surgió el Día del Ajoblanco, la más veterana de las fiestas gastronómicas de la comarca más oriental de la provincia y hoy en día se sigue celebrando todos los primeros de Septiembre. Esta festividad es un gran reclamo turístico para este pequeño municipio del interior de la Axarquía, cuyos apenas 1.900 vecinos viven fundamentalmente del cultivo de las vides de uva moscatel. Como cada primer sábado del mes de septiembre, las escarpadas y estrechas calles de Almáchar se convierten en un hervidero de gente, con más de diez mil personas que, a lo largo de toda la jornada  pueden disfrutar de la degustación gratuita de dos mil litros de la típica sopa fría elaborada a base de almendras.

Esta festividad está declarada como de interés turístico nacional de Andalucía y de singularidad turística provincial.

RECETA CASERA DEL AJOBLANCO

Los ingredientes para 1 litro:

100 gr. de almendra sin tostar

2 dientes de ajo

1 litro de agua fresca

150 gr. de miga de pan

100 ml. de aceite de oliva virgen extra (AOVE)

30 ml. de vinagre de vino blanco

Una pizca de sal

Preparación:

Primero debemos poner a remojo el pan si es que lo tenemos duro. Ponemos un par de rebanadas de pan de payés en agua fría para que la miga se ablande. Cuando esté maleable, la apartamos de la costra y la reservamos.

Mientras, habremos puesto a hervir una olla con agua. Cuando hierva, ponemos las almendras en un colador y les damos un par de escaldadas con un cucharón, es decir, les tiramos por encima dos o tres cucharones de agua hirviendo. Dejamos enfriar unos minutos y las pelamos.

La forma tradicional de elaboración del ajoblanco manda majar en un mortero los ajos y las almendras con un poco de sal. Luego añadir el pan remojado y hacer una pasta a la que le vamos añadiendo el aceite para que ligue. Se le añade entonces el vinagre y finalmente el agua bien fresca.

Otra opción, igualmente eficaz a mi modo de ver, es poner en un vaso de batidora las almendras bien peladas y batirlas con los dos dientes de ajo y un poco de agua fría que tengamos en la nevera. Batimos bien, le añadimos la miga de pan, el aceite y el vinagre y seguimos batiendo. Finalmente acabamos de poner el agua necesaria, rectificamos de sal y dejamos enfriar en la nevera.

Scroll al inicio
Abrir chat
Hola 👋
¿En qué podemos ayudarte?