El llamado Puente del diablo, también denominado Acueducto de les Ferreres, es una arquería romana que forma parte del acueducto que suministraba agua desde el río Francolí a la ciudad de Tarraco (Tarragona), desde una distancia de 25 km.
Tarraco tenias varios acueductos, uno recogía el agua del río Francolí en la actual localidad de Puigdelfí, es decir, a unos 15 km de Tarragona; y el otro la captaba del río Gaiá cerca de Pont de Armentera.
Tarraco (Tarragona) fue una antigua ciudad romana. Durante el Imperio romano fue una de las principales ciudades de Hispania y capital de la provincia romana Hispania Citerior o Hispania Tarraconensis. El nombre completo de la ciudad era Colonia Iulia Urbs Triumphalis Tarraco. En el año 2000, el conjunto arqueológico de Tarraco fue declarado Patrimonio de la Humanidad de la Unesco.
El Acueducto de Les Ferreres más conocido como «El Puente del Diablo», está situado en la margen izquierda del río Francolí, a unos 4 km del núcleo urbano. Se construyó para conducir agua a la ciudad desde los ríos Francolí y Gaiá.
La arquería está situada en las afueras de la ciudad de Tarragona (Cataluña), que ha sido designada «Patrimonio de la Humanidad» por la Unesco, gracias a que es uno de los monumentos de la época romana que se conservan en extraordinario buen estado. Se encuentra en la margen izquierda del río Francolí, a unos 4 km del núcleo urbano.
Su construcción es imprecisa, muchos autores coinciden que se levantó en época de Augusto (siglo I a.C.). Fue restaurado bajo el reinado del califa Abd-el Rahman III y en el siglo XVIII.
Está construido con sillares de piedra de la zona, unidos en seco sin argamasa. Presenta dos pisos de arcadas superpuestas en seco, con 11 arcos en el piso inferior y 25 en el superior, con una altura máxima de 27 m y un largo de 217 m. Las dimensiones de cada una de estas arcadas son de 6,30 m de luz por 5,70 m de altura. La distancia entre los ejes de los arcos es de 8 m.
Originariamente recorría 25km., en la actualidad tiene 217m. y 27m. de altura. La mayor parte del recorrido del agua se hacía por canales, en general cubiertos, que se construían por las laderas de los montes, siguiendo la línea de pendiente deseada y se situaban cada cierto tiempo cajas de agua o arcas de agua, pequeños depósitos que servían para regular el caudal o decantar los sólidos, normalmente arena, que las aguas pudieran arrastrar.
Cuando se debía salvar un camino, a un nivel un poco más bajo que el del acueducto, se usaban sifones, en los que el agua pasaba bajo el obstáculo y volvía a subir al nivel anterior. A menudo debían salvar desniveles más grandes y en ellos adoptaban la forma de puente, puesto que hacer conducciones en sifón capaces de resistir altas presiones era más caro.
La leyenda del Puente del Diablo
Se le denomina Puente del Diablo, ya que una leyenda cuenta que fue construido por el Diablo tras ganar una apuesta…
Hace mucho tiempo vivía una pareja de ancianos en el bosque. Tenían que cruzar un río para ir de su casa al pueblo. Cada día pasaban por el puente sobre el río con su borrico cargado de las cosas que vendían después en el pueblo y volvían trajinando otras. Era un puente de madera viejo, pero cada vez que lo atravesaban, los ancianos se decían el uno al otro que tenían suerte de contar con aquel paso, pues la corriente del río era muy fuerte y el camino para bordear el río era muy largo para hacerlo en un solo día.
Un otoño lluvioso llegó una riada y se llevó el puente. Los ancianos se encontraron con que no podían pasar.
-Que tremendo desatino- dijo el viejo- hoy no podremos pasar y yo soy viejo para construir un puente con mis manos.
-Que contrariedad- dijo la vieja- pasarán días antes de que se den cuenta de que no vamos al pueblo, y más días aún tardarán en reconstruir el puente.
Se lamentaban los ancianos de su mala suerte cuando apareció un hombre extraño en su lado del río.
-Saludos venerable pareja, os veo muy turbados- Dijo el hombre; el anciano inmediatamente explicó el problema que tenían por la desaparición del puente- Yo me comprometo a construir un puente en una noche, además no será de madera como el anterior, será de piedra, para que ninguna riada se lo lleve.
Enseguida desconfiaron los ancianos.
-¿Qué hacemos?- le preguntó el a ella por lo bajo.
-Está claro que no es posible hacer un puente en una noche, si no es con trucos o con mágica. Pregúntale cual es el pago que pide, cuales las condiciones.
Eso hizo el anciano, a lo que el misterioso hombre contestó que la única condición, el único pago que exigía, era que le fuese concedida el alma del primer ser vivo que atravesase el puente. Quedaba claro que era el mismísimo diablo el que ante ellos estaba.
La vieja meditó un poco y luego aceptó.
Al día siguiente cuando los viejos llegaron al río el puente estaba construido. Era de piedra, con doble arcada sobre el río. El diablo había cumplido, construyéndolo en una sola noche, y esperaba al otro lado para recibir su pago.
-Mujer!, ¿qué vamos a hacer ahora?- Preguntó el marido.
Entonces la mujer cogió la vara y arreó al burro, que pasó delante de ella, el primero por el puente.
El diablo, engañado, tuvo que conformarse con llevarse el alma del desdichado animal como pago por su trabajo.
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